Realmente es una consecuencia de la mercadotecnia enferma en la que vivimos. A partir de 1996, el equipo que contaba con el campeón defensor tomaba los números 1 y 2, el campeón o subcampeón de constructores recibe los 3 y 4, el siguiente equipo los 5 y 6, y así sucesivamente. Una retahíla de despropósitos que culminan con el cierre definitivo de la flagship de Oxford.